Me había acostumbrado a mi vida nueva desde que tengo amigos en la universidad, todo era más fácil y nunca me sentía sola.
Estaba sentada en la cocina cuando escuché el timbre y después el grito de mi madre:
-Pasa Sebas, el desayuno está en la cocina.
Mi madre sabía que era Sebas, ya que éste desde que me acompañó a casa acostumbraba a venir a desayunar y a mi madre no le molestaba. Le caía bien. La primera vez que le invité a casa fue sin avisar y a mi madre aunque la sorprendió, le invitó para el resto de los días que durase el curso. Y por supuesto Sebas no dudo en aceptar las invitaciones.
-Buenos días, Señora Watson.
-Buenos días, Sebas. Me voy que no quiero llegar tarde al instituto y vosotros deberíais desayunar rápido para no llegar tarde tampoco.
-Sí mamá, cuando terminemos nos vamos a clases.
Aunque estuviese en la uni y ya tuviese un edad para vivir no sola, pero si compartiendo piso con otras personas, no lo hago porque vivo cerca de la facultad y no me llevaba tan mal con mis padres como para querer alejarme de ellos. Además creo que es por esto que Sebas viene todas las mañanas a mi casa, porque él sí tuvo que mudarse para poder ir a la uni. Nunca hemos hablado sobre sus padres, pero parecía feliz de que mi madre le "adoptase".
-¿Que hay para desayunar?- preguntó él mientras se sentaba en el taburete que estaba a mi lado.
- Pues hay tostadas con mantequilla y mermelada de melocotón o fresa a elegir, leche con cola-cao o café, zumo de naranja, manzanas o plátano o ciruela... ¡ah! También hay yogur de plátano o melocotón. Sírvete tú mismo.
-¿No hay bollos ni nada que tenga chocolate y calorías de más? Ver tanta comida sana me da náuseas.
-Nada de nada. Mi madre lo tiene prohibidísimo.
-¿Por qué? ¿Qué tienen de malo?
- Yo tampoco lo veo.
- Tomaré café con tostadas.
Desayunamos en silencio hasta que Sebas comenzó su interrogatorio:
-¿Tu madre se llama Emma Watson, verdad?
Asentí dando yo un mordisco a mi tostada de la que quedaba menos de la mitad.
-¿No es un nombre común por aquí?
Pareció más una afirmación que una pregunta.
- Mi madre tiene la misma nacionalidad que tú y que yo, pero además tiene la británica.
-¡¿Tú madre es de esos de "no falto al té de la cinco ni muerta"?!
No pude aguantarme la risa cuando le vi coger la taza con el café con el meñique estirado y poniendo cara de asco. Dejó de hacerlo y se echó reír también.
- Sí, mi madre es una yonqui del té. Nació aquí, pero cuando sólo tenía tres meses de vida mis abuelos se mudaron a Liverpool y vivió allí hasta los diez años. Su apellido es Watson porque sus padres tienen antepasados ingleses. Y por eso cuando tuvieron que irse decidieron irse allí, ya que conocían el idioma y la cultura. Yo nunca he estado por allí.
-¿Por eso tu madre es profesora de inglés en un instituto?
-Sí, a mi madre le encanta el inglés y toda la cultura inglesa. Y sé que algún día le gustaría volver a Liverpool.
-¿Terminaste? Como no salgamos ya, no llegamos.
-Sí.
Me fui a por mi mochila y nos fuimos andando a la facultad, por el camino seguimos hablando:
-¿Y tú padre también es británico?
Caminábamos por la calle como todos los días, pero parecía que hoy estaba más curioso.
-No, mi padre solo tiene la de aquí. Pero también le gusta todo ese rollo.
- Nunca me hablas de él, ¿no te llevas bien con él?
-No se puede decir que me lleve mal con él, pero tampoco bien. ¿Sabes esa panadería que hay en la plaza?
-Panadería Riel.
-Esa. Soy Noa Riel Watson.- Sebas me miró sin creérselo- Sí, mi padre es panadero y no me llevo tan bien con él, porque a veces cuando su trabajador está enfermo me obliga a ir allí y a mí no me gusta. Nunca me pregunta las cosas, solo me obliga.
-¿Y por qué no se lo dices?
-¿A quién, a mi padre?-asiente con la cabeza sin dejar de prestar atención- No me haría caso. Antes de ser panadero, trabajo en una empresa como director y aunque le echaron siguió con la misma actitud de manda y obedece.
- Y me pregunto por qué tú quieres ser periodista de guerra, con una vida tan tranquila.
-No es tan tranquila como lo parece... Y además no sé de qué te quejas tu no me hablas de ninguno de tus padres...
-Mi vida tampoco es fácil.
Los dos estábamos riéndonos hasta que cuando llegamos a la puerta de la facultad miramos nuestros relojes, ¡llegábamos media hora tarde! Decidimos no entrar a esta clase, pero si a la siguiente. Nos sentamos en un banco y nos pasamos un rato sin decir nada hasta que Sebas soltó:
-¡Pedazo culo!
Miré en la misma dirección que él y vi el chico al que se refería, pero duro poco porque a su lado estaba ese chico que entró a mitad de curso y del que todavía no sé el nombre, el que no me dejó dormir y en el que de vez en cuando pienso.
Sebas se dio cuenta que no paraba de mirar fijamente algo y me dijo en un susurro acercándose a mi odio:
-David- le miré sin entender y sin susurrar dijo- por si querías saberlo.
-No sé de qué me estás hablando- noté como el calor empezaba a aparecer en mis mofletes y estoy segura de que me estaba poniendo roja.
-Ya, ya. Y yo soy tonto.
Los dos nos echamos a reír y seguimos hablando de otras cosas.
Después de un buen rato hablando Sebas y yo nos encontramos con los demás y asistimos a las demás clases. Llega un momento que acudir a clase se convierte en una rutina y nada interesante pasa. Y por eso nos dedicamos de vez en cuando a hablar entre nosotros mientras el profesor repite por quinta vez lo mismo, porque alguien se dedicó a hablar cuando este lo explicaba la primera vez. Nuestra técnica era mejor porque además de enterarnos de la clase teníamos tiempo para hablar entre nosotros cuando ya lo habíamos entendido.
Por la tarde quedé con Ada y Jess en mi casa, mientras que Sia quedó con Sebas en su casa, ya que para explicar algo a Sebas se necesitaba más paciencia que otra cosa. Me explicaron lo que hicieron en clase y la verdad que no nos perdimos gran cosa. Como terminamos pronto llamamos a Sia y Sebas, que también habían terminado por lo que vinieron a mi casa. Estuvimos el resto de la tarde en mi cuarto hablando de todo un poco y de nada en concreto hasta que Sebas lo soltó:
-¿Sabéis que a Noa le gusta un chico?- ninguna dijo nada mientras yo le dirigía una mirada asesina a Sebas, dándome cuenta que las demás esperaban la respuesta con curiosidad- Pues sí, le gusta alguien: es alto, moreno, con ojos oscuros- y penetrantes pensé yo- el pelo alborotado, llegó a mitad de curso,...
Todas gritaron a la vez:
-¡¡¡¡DAVID!!!!- se echaron a reír cuando se dieron cuenta que todos pensábamos en la misma persona. Yo volvía a sentir ese calor en mis mejillas.
-¡Correcto!- gritó Sebas- Punto para todas.
-La verdad no me impresiona que le guste, está cañón.- Soltó Jess como si nada.
-La verdad es que se verían bien juntos.- dijo Sia.
-¿Os imagináis de damas de honor en su boda?- preguntó Ada mientras que a mí se me ponía cara de gilipollas.
-Yo sí- gritó Sebas- Vestidas de rosa y por supuesto yo la dama de honor principal.
Todos nos reímos al escucharle y sobre todo imaginar a Sebas con un vestido rosa.
-Pues no os hagáis ilusiones,- dijo yo bien alto para que todos me escucharan- ni hace unos minutos que me enteré de su nombre y nunca en mi vida he hablado con él.
-Pero eso tiene solución- soltó Sia con toda su serenidad.
-¿Cuál?
-De verdad Noa a veces pareces tonta, pero de las grandes. ¿Cuál va a ser?
-Habla con él.- dijo Jess sacándome de mi estupidez.
-No es tan fácil.
-Claro que sí. "¡Hola David! Soy Noa y me pierdo por tus huesos desde la primera vez que te vi. ¿Te quieres casar conmigo y dejar que mis locas amigas sean las damas de honor vestidas de rosa?'"- Sebas intentó imitar mi voz, pero no lo consiguió.
-Jajajjaa, si dijeras eso él saldría corriendo sin mirar atrás- dijo Ada entre risas.
-Seguro que sí.- Afirmó Jess.
-¿Entonces qué vas a hacer?- me preguntó Sia mirándome a los ojos.
-Nada, absolutamente nada. Os estáis imaginando cosas que no son. No voy a hablar con él. No voy a pensar en él. Y ni de coña me voy a casar con él. ¿Entendido?- cuando terminé de decirlo me di cuenta de que estaba enfadada y que sonaba muy seria. Todos me miraron y asintieron sin decir nada más sobre el tema.
Para olvidar el mal rollo les dije que si querían comer algo y como asintieron. Nos fuimos a la cocina. Pasamos allí las horas hasta que fue la hora de cenar. Mi padre vino de la panadería y literalmente echó a mis amigos de casa. Me despedí de ellos prometiendo que nos veríamos mañana.
Mi padre hizo la cena mientras que yo ponía la mesa. Íbamos a cenar solos, ya que mamá estaba de cena con sus amigas de la universidad. Cuando todo estuvo listo nos sentamos y comimos en silencio. Ya por el postre mi padre habló y yo pensé que sería para decirme que trabajará con él en la panadería otra vez, pero no fue ese el tema. Hubiera preferido eso antes de enterarme de que mi padre era homófobo.
Empezó con sutiliza haciendo preguntas sin importancia sobre tonterías sobre Sebas, pero las preguntas fueron creciendo y mi paciencia se agotaba. Hasta que exploté cuando mi padre insultó a Sebas. Me cansé y gritándole que era un "mierda" me fui a mi habitación. No me podía creer lo que había escuchado, mi madre en absoluto era así con Sebas y mucho menos yo me parecía a mi padre. Pensé que no era racista ni nada de eso, pero me equivoqué.
No le conté a nadie esta conversación y creo que mi padre tampoco.
Aunque estaba cansada y muy enfadada con mi padre no podía dormir y como no quería pensar en mi padre pensé en él: David.
Realmente no sabía nada de él y no me podía creer que ahora todas supiesen que me he fijado en él. Realmente era guapo, muy guapo. ¿Pero y si era un estúpido de los grandes que solo sabían hablar de dos temas sin saber dar su opinión crítica o posicionarse sobre un tema?
"Necesito a un hombre que me entienda, sepa hablar de toda dando su opinión, que sepa cómo es el mundo en el que vivimos, que tenga aficiones más allá de los videojuegos o cosas de esas,... No sé, supongo que alguien que lo tenga todo, pero que no sea materialista. Creo busco un imposible."
Cuando ya estaba a punto de olvidarme de todo mi móvil sonó. Era un mensaje de Sebas:
"Estás bien Noa? Tu padre nos ha echado de mala gana. Sebas."
"Sí, todo bien. Mi padre es así, no le gusta que haya gente en casa. Noa."
"Lo he estado pensando y... si quieres te puedo presentar a David. Parece buen chico y como dice Sia os veis bien juntos. Sebas."
"¿Y tú lo conoces? Noa."
"La verdad es que no, pero Lucas le conoce. Sebas."
"¿Ya te has liado con otro?!!!!!!! Noa."
"Jajajajaja, no simplemente somos amigos y no es de esos. Sebas."
"Pero tú sí. Noa."
No me contestó más así que le envié el último mensaje y luego apagué el móvil sin que él me respondiera:
"ESTO NO SE QUEDÁ ASÍ, MAÑANA HABLAMOS."
No podía parar de pensar en Sebas con otro chico otra vez, pero luego me di cuenta de algo. ¿Por qué todas mis amigas sabían el nombre de David y yo era la única tonta en todo esto? Todo el mundo sabía que era el nuevo, porque eso casi nunca pasaba. Pero su nombre. Creo que me he perdido algo.
Como no podía dormir, encendí el móvil y mande un mensaje a Ada:
"¿Por qué todas sabéis su nombre menos yo? Noa."
"Porque cuando el chico nuevo entro a clase, tú estabas empanada con su encanto. Lo dijo el profesor al entrar... Ada."
"¿De verdad? Vivo empanada. Noa"
"Más bien enamorada. Ada"
"No... Buenas noches. Noa"
" :) Ada."
En serio, es estar él cerca y no me entero de nada. Más vale ponerme las pilas.
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