miércoles, 9 de marzo de 2016

L5 #6: "MI CITA, POR SEBAS"

-Ya está Sebas, ¿qué tal tú?- me preguntó Noa (Capítulo 4).
Siento decíroslo, pero de maravilla. Como supondréis lo he pasado con Lucas.
Cuando cada uno se fue a su casa, yo llamé a Lucas. Al principio, pensé que no me cogería el teléfono, porque la última vez que le vi en la fiesta estaba enfadado conmigo. Al tercer tono me contestó:
-Sí...
-Hola, Lucas. Soy Sebas...
-Lo sé, tengo tu número.
-Quería... saber... porque te has dio de la fiesta... ¿Te asustó lo que te dije?... o sigues enfadado porque crees que te escondo...
-Estoy bien. Me acabo de levantar. ¿Quieres que nos veamos en el Parque de las ocas dentro de media hora?
-Vale.
Colgó. Y no me ha contestado la pregunta.
Me fui a mi casa y me cambie de ropa de arriba abajo. Posiblemente me puse lo más discreto que tenía.
Solo había pasado veinte minutos, pero no podía esperar quieto en mi casa. Me fui andando despacio. Cuando llegué, él ya estaba allí sentado en un banco. Me senté a su lado sin decir nada y él empezó a hablar:
-Llevo aquí sentado desde que colgué el móvil. Cuando me llamaste estaba cerca y bien. No sé porque te dije que en media hora, supongo que para pensar. Pero no lo consigo. Ahora me pongo a pensar en tu pregunta y no sé la respuesta.
Hubo un pequeño silencio y yo lo único que podía hacer era mirarle.
-No estoy enfadado. A veces me monto películas en mi cabeza y me lío solo. Me alegro de que quieras pasar tiempo conmigo para conocerme. No estoy asustado. Ya te he dicho que me gustas (también). Y yo también quiero conocerte.
Entonces me miró y sonrió. No lo pude evitar y también sonreí. Nos fundimos en un abrazo.
-¿Qué le ha pasado a tu ropa? Parece que te has apagado.
-¿Te gusta?
-La verada es que no.
-A mí tampoco.
Nos fuimos a cenar juntos a un sitio barato. Nos sentamos fuera porque hoy hacia una buena noche y parecía más tranquilo. Mientras esperábamos la cena sentía que se lo debía:
[ACLARACIÓN: La fiesta termina sobre la una y cada uno se va a su casa. Sebas llama a Lucas y se van a cenar. Sí, tarde, pero es viernes-sábado.]
-Este fin de semana las chicas van a tener un finde de citas por lo que van a estar ocupadas, ¿te parece bien si la pasamos juntos? Después el domingo podemos intentar quedar con ellas si ya han terminado.
Lucas e iba a contestar cuando el camarero nos trajo la cena. Se fue.
-Me parece bien.
Sonreímos y cenamos. Hablamos sobre la comida, series que nos gustan, películas que no, sobre la vida universitaria,...
Llegamos al postre llenos y por eso no lo probamos, pagamos y nos fuimos. Andando por la calle, so sabía dónde íbamos:
-¿Dónde vamos?
-A mi casa, si te parece bien. No hay nadie. Mis compañeros de piso se van a casa de sus padres los fines de semana.
-Me parece bien.
Nos fuimos a su casa cogidos de la mano. Él no la apartó.
No dijimos nada más durante el camino a su casa. Como yo, vivía en un piso, pero este era más grande.
-¿Cuantos vivís aquí?
-Cinco, dos tíos y tres chicas.
-Sois muchos, ¿os lleváis bien?
Fuimos a su habitación:
-Normalmente duermo en la cama de al lado de la ventana...
-Vale, yo duermo en esta...
No sé si quiere que durmamos juntos... pero es demasiado pronto. Él se puso su pijama mientras yo me quedaba en calzoncillos y me metía en la cama. Apagó la luz y me quedé mirando el techo.
-La verdad es que no nos llevamos bien. El otro chico se ha tirado a las tres... el mismo día y ahora no quiere saber nada de ellas. Además es un cerdo, no limpia. Las chicas no me hablan, porque creen que ahora todos los tíos son unos capullos. Voy a mi bola.
-Yo vivo con dos tías y nos llevamos bien. También cada uno a lo suyo.
-Me ha gustado esta noche.
-A mí también.
No dijimos nada más y nos dormimos.
A la mañana siguiente me levantó la luz que entraba por la ventana. Estaba dormido y no le levanté. Me llegó un mensaje de Jess, le iba a proponer a las chicas el plan de un fin de semana de citas. Me fui a casa de Noa y le dejé una nota a Lucas.
Espero que lo lea.
[...]
Volvía a casa de Lucas porque mi finde iba a pasarlo con él. Toqué el timbre y tardó un poco en abrirme.
-Hola- no sabía cómo se había tomado todo esto.
-Buenos días, el desayuno-comida está listo.
-Perfecto.
Nos sentamos en la sala de estar y pusimos la tele. Estaban echando un maratón de una de las series que a los dos nos gustaban. Estuvimos viendo la tele hasta las cinco sentados juntos en el sofá.
-¿Te apetece ir al parque de atracciones?
Mi cara tiene que ser un poema porque luego dice:
-Si quieres. Cierran a las diez.
Llegaremos allí a las seis y tendríamos cuatro horas de diversión. Y así fue.
Ninguno de los dos teníamos miedo por lo que nos subimos a una atracción tras otra. No sabía quién era más niño de los dos. Sobre las siete y media nos entró hambre. Compramos dos bocadillos y nos sentamos en el césped de un jardín a pocos metros de la noria.
-¿No te gustaría subir?- le pregunté a Lucas- Sé que es tranquila.
-Sí. Tiene que ser muy bonito ver todo el parque de atracciones desde arriba sin ganas de vomitar.
-Sí, pero hay una cola muy larga.
-¿Hacemos turnos?
-Vale.
Y eso hicimos. Un cuarto de hora él, otra yo,... Él otro mientras tanto compraba algo para comer o iba a por agua. Después de unas horas, a las nueve y media, por fin subimos a la noria. Cuando llegamos arriba del todo se paró otra vez mientras los de abajo bajaban y subían otros. Nos sentamos muy juntos... Cuando iba a decir algo no lo pude evitar y lo besé. Al principio no respondió. Abrí los ojos sin separarnos y sus ojos se cerraron poco después de que se encontrara con los míos. Y yo hice lo mismo.
Nos separamos después de que la noria volviera a moverse. Y volvimos a su casa.
Cuando llegamos a su casa nos fuimos directamente al sofá y nos tumbamos juntos. Esta vez vimos una película y no, no nos gustó. Somos más de series.
- ¿Sabes algo de tus amigas?- me preguntó sin moverse en la publicidad de una película.
-No. Se me ha olvidado mirar el teléfono.
Me moví para cogerlo sin molestarle y vi que tenía un mensaje de Jess.
-Habían quedado a las ocho para contarse cómo les había ido.
-Demasiado tarde.
-Sí, pero seguro que mañana vuelven a quedar. ¿Quieres conocerlas mañana?
-¿Tan pronto?
-Sí, seguro que les caes bien.
-Vale.- se quedó un rato pensando.- Me acabo de acordar. En la fiesta cuando tu amiga se acercó se chocó con David, ¿era a quién le gustaba David?
-Sí.
-¿Qué pasó?
-No lo sé. Cuando te fuiste, me quedé dormido en la cama de la anfitriona de la fiesta.
-Jajajaja...
Seguimos viendo la tele y nos dormimos.
Esta vez nos levantamos temprano y yo preparé el desayuno.
Los dos teníamos el cuerpo dolorido de dormir juntos en el sofá, pero me gustó sentirle junto a mí. Menos mal que mañana ya era lunes, porque estábamos vaciando la nevera.
Desayunamos tranquilos, sin hablar y con una sonrisa en la cara. Al terminar nos fuimos a la calle a respirar aire limpio. No sabía cuándo las chicas iban a volver a quedar, pero las tenía que hacer una visita, la casa de Jess seguía libre de padres...
Durante el paseo estuvimos hablando sobre familia, algo que yo no había hecho con nadie desde que llegué.
Hablamos de nuestros pueblos minúsculos en los que ser gay era raro, pero los dos estuvimos de acuerdo que en los pueblos todo se consideraba raro. Sus padres, al igual que mi madre, les pilló por sorpresa eso de que nos gustasen los hombres, pero con el tiempo lo aceptaron. Era hijo único como yo, pero él se crio con sus primos y casi eran como hermanos. Nos costó separarnos de ellos al venir a la uni, mientras que yo me apoyé en mis amigos, él lo hizo en sí mismo.
Pero ahora me tenía a mí.
Nos fuimos a comer a un bar donde vendían bocadillos y comimos tranquilos.
Volvimos a casa y nos echamos la siesta en el sofá juntos. Nos levantamos sobre las cuatro cuando tocaron el timbre. Eran las compañeras de piso, parecían sorprendidas cuando nos vieron abrazados en el sofá.
No lo sabían.
Saludaron y se fueron a sus habitaciones.
-No lo saben...
-Ya te he dicho que están enfadadas conmigo y que no quieren saber nada de mí. No me han dado la oportunidad de decírselo.
-Me voy a casa de Jess a ver si están allí todas, mientras tú podrías hablar con ellas. Igual empiezan a no odiarte al saber que no te quieres acostar con ellas. Luego te llamo y vienes.
-Vale. Lo voy a intentar.
Nos despedimos con un beso (el segundo) y me fui andando. Cuando llegué a casa de Jess las vi mirando por la ventana y entré sin llamar porque la puerta estaba abierta.
-¿Por qué tienes la puerta abierta? Puede entrar cualquiera.
-Eso no es importante, ¡estás vivo!
Me reí, que más da si te roban...
-Claro.
-Llevamos días sin saber de ti.
-He estado ocupado, ¿vosotras qué tal?
Nos sentamos en la cocina.
-Cuéntanos tu vida- me dijo Ada.
-Vosotras primero, luego yo. Lo mío es más largo.- Y todavía siento la emoción en mi cuerpo.
Me contaron que sus citas no salieron bien y que los tíos eran unos gilipollas.
-Siento decíroslo, pero de maravilla. Como supondréis he estado con Lucas.
Les conté todo, bueno casi todo.
-Que bien que hayáis hecho las paces- dijo Sia.
-Hacéis buena pareja.- Jess.
-Se te ve feliz.- Ada.
-¡¿Has estado en el parque de atracciones sin nosotras?! Que injusto.
Todos nos reímos.
-¿Os gustaría conocerle ahora?
Todas dijeron que sí. Lo suponía.
Llamé a Lucas y mientras venía andando hablamos:
-¿Puedes venir? Te quieren conocer.
-Sí, voy de camino.
-¿Qué tal con tus compañeras de piso?
-Todo arreglado. Hemos estado hablando desde que te fuiste y ahora nos llevamos bien. Están planeando vengarse de él y me están pidiendo opinión sobre la mejor venganza.
-¿Se te ha ocurrido algo?
-La verdad es que no. Simplemente escucho sus ideas: afeitarle mientras duerme, fastidiarle los nuevos ligues, sustos,... y otras cosas que ya no recuerdo.
Poco después de colgar llegó. Estábamos todos en las escaleras sentados esperándole. Todos se presentaron y luego se sentó a mi lado.
Estuvimos hasta que se hizo de noche en el porche, después entramos todos dentro a cenar.
Sobre las once los padres de Jess llegaron y nos fuimos todos menos ella.
Este fin de semana había sido genial. Lo había fastidiado con Lucas, luego lo arreglé, nos besamos, nos conocimos mejor, conocieron a mis amigas,... Todo va de maravilla.
Mi vida iba bien, pero me preocupaba la vida de mis amigas: a Sia la pasaba algo que Ada sabía y que al parecer nadie más, a Noa le gustaba un chico que salía con una ****y al parecer a él también le gusta Noa,...
Me preocupaba que estuviéramos viviendo en una burbuja que algún día explotaría y al hacerlo nos haría mucho daño. La vida no es perfecta y creer que lo es, es un error. Sé que en la vida pasan muchas cosas malas, y que los humanos nos centramos en las buenas, ignorando las malas, para poder seguir viviendo y no sentirnos lo que somos: basura. Nadie al nacer nos dijo que sería fácil, nos taparon las cosas malas de la vida para tener "infancia", y así crecimos ignorando la realidad. Y algunos que han llegado a la adultez siguen viviendo en ese mundo donde nos escondieron de las cosas malas y no se dan cuenta que al no salir de su mundito perjudican a otros, no porque les haga daño, sino porque no ayudan a los que necesitan. No pienso que haya que ser rico o dejarte la vida al intentarlo, pequeños cambios constituyen uno grande cuando se unen unos con otros. No hace falta dinero, poder, riqueza,... Hacen falta personas y a veces parece que en la Tierra no quedan personas racionales con corazón. Será por la educación, la sociedad, la vida, las casualidades o las personas, pero si alguien necesita ayuda deberíamos brindarla si con ello conseguimos un mundo mejor.
Lo más irónico de esto es que quien lo escribe no lo cumple y posiblemente no lo cumpla nada, porque para mí escribir es lo fácil.
Sé que me he dio mucho del tema y de los dos párrafos anteriores solo la primera frase tiene sentido en esta historia de amor, amistad y misterio, pero no lo voy a borrar. Dejaré para el recuerdo mi momento de inspiración y drama que tuve a las dos de la madrugada. Tal vez a alguien le haga pensar, y no hay nada mejor que pensar y actuar.
Que profunda me he puesto de repente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario