miércoles, 20 de abril de 2016

L5 #12 MENTIRAS

Después de unas semanas un poco raras, el lunes los cinco quedamos a la entrada de la universidad para pasar un tiempo juntos. Sebas y yo fuimos los primeros en llegar.
-Que buen grupo somos, llegamos cinco minutos más tarde de la hora acordada y somos los primeros.-dijo Sebas sentándose en las escaleras.
-Sí. Por cierto has notado el tono de mi madre esta mañana, se muere por conocer a Lucas. Tenía la esperanza de verlo en el funeral...
-Ya. Se lo comenté una vez a Lucas y me miró como si estuviera loco. No entiende porque la madre de mi amiga le quiere conocer.
-No entiende nuestra relación...
-No, casi somos como hermanos. Tu madre se preocupa más por mí que la mía propia.
-Mi madre seguro que hubiera tenido querer cinco hijos...
-Y como no ha podido ser va adoptando a los amigos de su hija.
-Sí.
Estuvimos un rato más hablando del tema hasta que vimos a Jess a lo lejos. Estaba con Logan... y David. Se acercó con una sonrisita en su cara, que apagó cuando nos vio mirándola fijamente.
-Buenos días- casi grito Jess.
-Buenos para ti parecen-dijo Sebas mientras reía.
-Lo dice el que no se separa de su novio ni una hora.
-Tousché.
-Hola Jess.- mi voz estaba apagada.
-Hola Noa, ¿pasa algo?-me miraba con cara de no entenderme.
-No, pero ahora eres amigo de David...
-Son efectos secundarios de que mi novio sea Logan, son muy buenos amigos. ¿Te molesta?
-No... no sé.-cambiando de tema- ¿Viste ayer la película de El diario de Noa que echaron por la tele?
Notó que no quería hablar del tema.
-Sí, era la tercera vez. Me encanta.
-A mí también.
-¿Qué película es esa?- preguntó Sebas inocentemente.
Jess y yo le miramos como si fuera un extraterrestre.
-¿Por qué me miráis así? No la he visto nunca.
-¿En serio?- pregunté asombrada.
-Es la película más bonita de amor de toda la historia.
-Pues no la he visto.
Apareció Ada y Jess que fueron informadas inmediatamente.
-Sebas nunca ha visto El diario de Noa.
-¡¿Cómo es posible?!- gritó Sia.
-La dieron ayer por en la tele. La vi. Otra vez.-Ada.
-¿Por qué todo el mundo vio ayer esa película menos yo?
-Seguro que estabas con Lucas y estabas empanado.
Todas nos reímos con el comentario de Jess.
-No...
-Quedamos esta noche y la vemos en mi casa- dijo Ada.
Todos nos quedamos pensando. No habíamos vuelto a la casa de Ada desde aquel día...
-A mi madre también le gusta la película... Si no os importa que este.
Desde que vivían solas pasaban mucho tiempo juntos.
-A mí no me importa-Jess.
-A mí tampoco- contestamos Sia, Sebas y yo.
Todos reímos.
-Perfecto. Mandaré un mensaje a mi madre, ¿a las nueve está bien? También podemos cenar antes.
-Mejor palomitas solo.- dije.
Después de aguantar las risas de todos, aceptaron.
Fuimos a clase y por el camino nos encontramos a Sol que llevaba demasiado tiempo sin molestarnos.
-Hola chicas. ¿Qué tal Sia?
Sia la ignoró. En el pasillo estábamos Sol, los 5 y David que pasaba junto a nosotras cuando se paró al ver que Sol nos hablaba.
-¿Es verdad que no vives con tus padres porque no les aguantas? ¿O eran ellos los que no te aguantan?
La ignoramos todos y nos fuimos a clases. Todos sabíamos, menos David creo, que Sia se emancipó con quince años porque no se llevaba bien con sus padres. Pero a qué viene esto ahora, y cómo se ha enterado Sol.
Atendimos a las clases como pudimos, pero no era fácil atender cuando Sol estaba cerca. Jess fue elegida como la portavoz de uno de los grupos de trabajo y a mí me tocó con Sol y David. Que buena suerte tengo... Lo que ocurrió es que Sol soltó:
-No eres ni negra ni blanca, dudo que sirvas para algo.
Yo me quedé paralizada, pero a David se le ocurrió una mejor idea. Empujó el codo en el que la cabeza de Sol estaba apoyada y se dio la cabeza con la mesa. Me aguanté la risa como pude intentando mirar a otro lado. El portavoz de nuestro grupo, Mario, decidió que haríamos cada uno una parte y él se ocuparía de que después quedase presentable. Como no quería aguantar a ninguno de los dos, acepté.
Me empezaba a caer bien... y no podía.
Pero parecía que Sol tenía ganas de guerra porque en uno de los descansos se volvió acercar a nosotros:
-Hola- su cara era de maldad total- Noa que puedo decir de ti: además de trabajar en una panadería de pacotilla, mataste a un chico sin tocarlo.- Todos nos quedamos helados, pero yo solo conocía la historia.- De ti Sebas no digo nada, ya tienes suficiente con ser gay.
-¡¿Pero tú de qué vas?!- Ada explotó.
-Yo que no me quería meter contigo porque habías perdido a tu papaíto y me obligas. Me han dicho que eres lesbiana...
-¡Pues pregúntaselo a tu hermano!
Todos nos quedamos mirando a Ada por lo que acababa de decir. Ni siquiera sabía que tenía un hermano. No se estaba soñando, pero creo que veo lágrimas en sus ojos a punto de salir. Se fue casi corriendo al baño.
-¿Te has liado con su hermano?- Jess.
-¿Tiene un hermano?- pregunté.
-Tenía... Murió hace tres años.
Puff... ahora entendía esas lágrimas.
Volvimos a clase y no la vimos durante toda la mañana.
Cuando llegué a la última clase me encontré una nota en mi mesa. La abrí:
"Lo siento por lo de Sol. Lo de que trabajas en una panadería se los dije yo, voy allí todos los días. Tu padre me habla de ti. Lo otro no sé de donde lo ha sacado. Lo siento. David."
Me guardé la nota en mi bolsillo.
Cuando la última clase terminó Jess, Ada, Sebas y yo estábamos esperando a Sia que no aparecía. La vimos correr hacia nosotros y sin aliento dijo:
-Sol ha sido expulsada.- todos aguantamos la respiración por un momento.- La han pillado buscando en los ficheros de los alumnos donde se enteró sobre lo mío, luego el portavoz del grupo de Noa le contó al profesor lo del comentario racista.
Después del notición les dije a los cuatro que nos veríamos esta noche. Les prometí que un día se lo contaría, pero no hoy lo del chico, que no era mentira del todo. Me iba a pasar toda la tarde con el trabajo de las narices.
Era raro andar sola hacia casa. Normalmente me encontraba con alguien. Me fijé en el camino hacia casa. La calle era residencial, entre la carretera y la acera había árboles cada pocos metros. Las casas tenían jardín delantero rodeado por una valla, que iban desde el blanco a una amplia gama de colores. Hoy hacia buen día, el sol brillaba. No tenía muchas ganas de llegar a casa porque lo que me esperaba era un trabajo que no sabía si iba a ser capaz de hacerlo sola.
Lo iba a intentar.
Comí con mis padres y después de llenar el lavavajillas, me fui a mi cuarto.
Empecé leyendo lo que tenía que hacer y la verdad no sabía por dónde empezar. Encendí mi ordenador y me puse a buscar información en internet. Tenía los artículos que necesitaba, pero ahora no sabía lo que tenía que hacer.
La puerta de mi habitación estaba abierta y mi madre me vio suspirar. Toco la puerta abierta con los nudillos:
-¿Se puede?
-Sí, mamá.
-¿Va todo bien?
-Tengo que hacer mi parte del trabajo antes de esta noche y estoy perdida.
-¿Un trabajo en grupo?- asentí con la cabeza- No hay nada peor par aun trabajo en grupo que no hacerlo en grupo. Debería haber un coordinador o alguien al mando del grupo. Llámalo.
-Lo haré.
Estuve un rato mirándolo y seguía sin conseguirlo.
Llamé a Mario:
-Hola.
-¿Noa?
-Sí. Tengo los artículos que necesitamos, pero no sé cómo seguir.
-David también me ha llamado hace un rato, tampoco sabe seguir. Lo mejor será que nos juntemos para hacerlo. David me ha dicho que su casa está libre, podemos quedar allí. Vives a una calle de donde yo vivo, nos vemos en la intersección y vamos andando juntos, ¿Vale?
-Sí, cuanto antes empezamos antes terminamos.
-Sí.
Mario no sabía nada de lo que pasaba entre David y yo, y no tenía ganas de contárselo por lo que tendría que ir y hacer como si nada. Cogí mi jersey y me despedí de mi madre.
-Mamá me voy a hacer el trabajo vuelvo cuando terminemos.
-Adiós cariño.
Tardé menos de cinco minutos en llegar al sitio donde había quedado con Mario. Le vi acercarse andando. Cuando llegó hasta donde yo le esperaba nos pusimos a andar en dirección de la casa de David. No hablamos en todo el camino.
Aproveché cada vez que teníamos que cruzar una calle para mirarlo más detenidamente con la excusa de mirar a los dos lados para que no nos atropellen. No era feo, pero tampoco simpático. Iba siempre con sus amigos y cuando estaba con sus amigos siempre estaba sonriendo. Supongo que como yo.
Cuando llegamos al portal, Mario tocó el timbre y David nos abrió.
Cuando subíamos las escaleras me encontré a Lucas al que saludé sin pararme. Sabía que hoy alguien me iba a pedir explicaciones.
Entramos a la casa de David que tenía la misma distribución que la de Lucas, pero con distinta decoración. Una decoración antigua.
Nos sentamos en la gran mesa del comedor y nos pusimos manos a la obra. Desde que había llegado a la casa había intentado no mirar a David a los ojos, notaba que me miraba. Mario hacía como que no pasaba nada, pero estoy segura que algo se huele.
El trabajo iba bien, entre los tres estábamos sacándolo hacia delante.
El teléfono sonó y David fue a cogerlo dejándome sola con Mario.
-Ya era hora de que levantarás la mirada.
-¿Qué?- sabía a lo que se refería.
-Nada.
Intenté cambiar de tema.
-¿Y Sol?- no quería su compañía, pero debería estar aquí si es parte del grupo.
David llegó justo para escuchar la respuesta. La primera vez en toda la tarde que le miraba directamente.
-El profesor le ha sacado del grupo. Le hablé de su comentario...
-Gracias de parte de Jess.
-De nada.
Cuando casi habíamos terminado el trabajo Mario habló:
-¿Te importa que use el baño, David?
-No, es la primera puerta a la derecha.
-Gracias.
Eso no sería nada raro si Mario al irse por la puerta del comedor y de espaldas a David se giró e hizo un corazón con sus manos. Mi cara debería ser graciosa porque empezó a reírse.
David levantó la cabeza y nuestras miradas se encontraron.
-Noa...
Mi nombre...
-Sí...
-Quería pedirte disculpas, ¿leíste mi nota?
-Sí. Te perdono.
La sonrisa que se instaló en su cara era la más bonita que había visto nunca.
-¿Somos amigos de nuevo?
-Más o menos.
-Me vale.
Acabo de hacer lo que me había repetido a mí misma un millón de veces. Pero aquí estoy yo, quitándome la coraza para que me haga daño.
Mario apareció sonriente, seguro que había escuchado todo.
-¿Ya habéis acabado?
No sé si se refería a nuestra conversación o al trabajo.
-Sí. Todo terminado.
-Bien, pues vámonos.- dijo eso Mario mirándome a mí.
Recogimos nuestras cosas y dejamos el comedor como estaba antes de que lo invadiéramos. Nos despedimos de David hasta mañana que teníamos que presentar el trabajo.
Mario y yo nos separamos donde hace unas horas nos encontramos. Fui andando hasta casa, no me había dado cuenta de que se había hecho de noche. Cuando llegué Sebas me estaba esperando y mientras tanto hablaba con mi madre. Lucas también estaba, seguro que mi madre le acosa a preguntas. Cuando mi madre me vio soltó toda ilusionada:
-¡Mañana Sebas y Lucas vienen a desayunar!
Sí que le hace ilusión.
-Vale. ¿Qué hacéis aquí?
-Nada. Pasábamos a buscarte para ir a casa de Ada para ver la película.
-Todavía queda una hora.
Creo que han venido por otra cosa y no lo quieren decir porque mi madre está delante.
-Pero siempre nos enrollamos hablando y llegamos tarde.-Sebas.
-Eso es verdad. Me cambio de ropa y vamos.
-Vale.-Lucas.
Me fui a mi habitación mientras mi madre seguía con el interrogatorio. Les escuchaba desde mi habitación.
-¿Qué película vais a ver?
-El Diario de Noa.-Sebas.
-Es una bonita película.-Emma.
-Todo el mundo la ha visto menos Sebas...- dijo Lucas mientras se reía la ver la cara de Sebas.
Bajé antes de que Sebas montara un drama y nos fuimos.
Cuando ya nos habíamos alejado un poco de mi casa...
-Decidme la verdad, ¿por qué habéis venido tan pronto?
-Le he contado que te he visto esta tarde y que ibas a casa de David...
-Vale. Os lo cuento.
Dos sonrisas aparecieron en sus caras.
-No sabía hacer el maldito trabajo sola por lo que llamé a Mario, que me dijo que David tampoco podía, así que nos juntamos los tres para hacerlo.
-¿Pasó algo?-Lucas.
-Cuando Mario nos dejó solos con una patética excusa me volvió a pedir disculpas y le perdoné.
-¿Nada más?-Sebas.
-No.
-Por algo se empieza....-Sebas.
Llegamos a casa de Ada media hora antes y con Lucas que no estaba invitado, peor parece que a la madre de Ada no le importó. Estaban haciendo palomitas y mi cena comenzó ahí.
Cuando ya llegaron los demás nos acomodamos en el salón en frente de la tele. Mientras la madre de Ada, Sia y yo nos sentamos en el sillón grande, Lucas y Sebas se sentaron en el suelo y Ada en el sillón individual. Durante toda la película nadie dijo nada, menos Sebas que soltó:
-¡Lo sabía!
Todas nos reímos.
Al terminar la película Sebas se unió al gran grupo de personas que pensamos que esta película es maravillosa.La noche estuvo bien, la madre de Ada era muy maja.
Un buen día... al final...


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