Me llamó la atención en
el escaparate de una librería cuando me estaba perdiendo en los
títulos de los libros sin que ninguno me atrapara. Leí ese título
y fue un flechazo a primera vista. La bonita portada ayudó a que me
grabará el título de la obra en mi cabeza. Seguí andando por la
calle preguntándome cual sería la trama de esta historia. Cuando
llegó la tarde y tuve la oportunidad de comprar un libro, busqué
ese título y por fortuna no me costó encontrarlo. Ahí estaba, ya
era mío.
Me gusta las cosas,
experiencias o personas, en este caso pingüino, que te enseñan algo
en la vida. Y no esas personas vacías que no le mueve nada bueno en
la vida. Y que el protagonista de la historia fuese este pequeño
animal me encanta.
Juan Salvado era el
confidente de muchos, pequeño oyente que siempre te daba los mejores
consejos,... Nadie se molestaba de su presencia y a diario recibía
visitas de sus amigos. El pingüino se convirtió en una razón para
que el protagonista humano no quisiera morir.
Trata más de una vez la
situación política y económica de Argentina por esos tiempos tan
inestables. No me parece mal, pero me esperaba una historia más
centrada en la relación de los dos amigos.
Hacia el final realmente
es cuando comprendes al autor:
“La naturaleza odia
el vacío. Fue a este espacio al que acudió Juan Salvado. Al
principio lo ocupó. Después lo llenó y lo dominó. Como no era
bastante grande para él, lo ensanchó y amplió
inconmensurablemente. Sucedió sin que yo me diera cuenta. Y llegado
el momento desapareció. (…)
El vacío que dejan
los que lo ocuparon no se llena jamás. Mantenemos con vida a
nuestros seres queridos en nuestros recuerdos, conversaciones y
relatos, pero no siempre revelamos su auténtica importancia en
nuestra vida. Ni falta que hace.
(…)
<El poder del
perro> de Rudyard Kipling:
No son, nuestro
amores, regalo, sino préstamo,
a un ciento por ciento
de interés compuesto,
aunque soy de la
opinión de que no siempre
cuanto más tiempo
duran, más nos duelen,
pues deuda pagadera,
para buen o mal caso,
tan grave es a corto
como a largo plazo.
Por todos los santos,
pues (antes de verlos),
¿por qué ha de
desgarrarme el corazón un perro?
(…)
Juan
Salvado tenía muy poco, pero daba mucho.”
Aloha!!! :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario