Como todos los años la vuelta de vacaciones no era fácil, volver para hacer exámenes. Había pasado unas vacaciones de invierno inolvidables. Pero por lo menos estaríamos todos juntos.
La semana de exámenes fue estresante. Los 5 quedábamos para estudiar juntos y también para tomar aire fresco. Fue una semana en la que no pensamos nada más que en estudiar y sacar el trimestre hacia delante. En esa semana solo existían los exámenes, ni novios ni nada.
Aunque David no me lo hubiera pedido, nos comportábamos como novios desde las vacaciones. Nos besamos cada vez que nos vemos y salimos juntos. Igual para él no era necesario, pero a mí me preocupaba. No se lo quería pedir yo por si se lo tomaba mal.
Fuimos Sebas y yo hacia donde habíamos quedado, íbamos hablando de los vestidos que vimos en fin de año. Había gente que se preocupaba más por ir bien vestidos que por pasarlo bien con los suyos. En fin.
Cuando llegamos, el campamento base ya estaba instalado en la hierba. Ya estábamos los 5 juntos.
-¿Qué tal con David?- me preguntó Ada.
-Bien...
-Por fin estáis juntos.
-Sí...
-¿Por qué entonces no pareces muy feliz?- me preguntó esta vez Jess.
-¿Logan te pidió ser su novia explícitamente?- la miré.
-Sí, en una de las citas me lo pidió. Exactamente: ¿Quieres ser mi novia?
-Pues ese es el problema. A mí no me lo ha pedido.
-Hay chicos que lo dan por sentado y para él ya lo seáis.-Sebas.
-Pues yo necesito escucharlo.
-Pídeselo tú- Me dijo Ada- Estamos en el siglo XXI.
Me quedé pensando... Nadie dijo nada.
-Pues lo malo de tener un novio formal es que tienes que conocer a sus padres.
Todos miramos a Jess.
-Lo malo no es conocerlos. Lo malo es descubrir que tu suegra es una bruja.
-¿Por qué dices eso?- pregunté.
-Comí con ellos y la muy zorra no paraba de mandarme indirectas mientras Logan y su padres se quedaban igual de asombrados que yo. Cambiemos de tema porfa.
-Yo tengo una noticia buena.-dijo Sia. Todos la miramos- Unos compañeros de la escuela de arte y yo vamos a abrir una pequeña galería de arte donde expondremos nuestras obras. La va a financiar gran parte de ella la escuela, pero también cobraremos entrada lo que nos ayudará a seguir adelante. Haremos la primera exposición dentro de dos semanas.
Todos nos pusimos muy contentos por Sia y la abrazamos.
-Yo también tengo una buena noticia.- dijo Sebas.
-¿Cuál?
-Lucas y yo nos vamos a vivir juntos.- su sonrisa es imborrable.
-¡Qué bien!- dijo Ada.
Era la única que pensaba que era demasiado pronto.
- Todavía estamos buscando piso, pero lo tenemos decidido.
Nos fuimos todos a clase digiriendo todo lo contado.
Me quedé la última del grupo en camino a clases mientras pensaba en lo que me habían dicho. No tengo pensado decirle nada de lo que pienso a David porque ahora estamos bien y no quiero que eso cambie. Tal vez solo son palabras. No hacen falta.
-Noa vamos, ¿pasa algo?- me preguntó Sebas mientras se acercaba a donde yo estaba.
-No quiero fastidiar tu momento feliz, pero... ¿no crees que es pronto para iros a vivir juntos? Sabes que me cae bien y sé que eres feliz cuando estás con él, pero...
Me quedé mirando sin saber cómo se estaba tomando esto que le estaba contando.
Simplemente me abrazó mientras sonreía.
-Me gusta que te preocupes de mí como buena amiga, pero está decidido. Si me caigo...
-Te recogeré.-terminé la frase por él.
-Eso espero.
Nos fuimos con los demás. Ada no podría ir a la primera exposición de Sia y sus amigos, porque se iba a un congreso de la ONU fuera del país y caía por esas fechas. Ada tiene una personalidad muy marcada y la ONU es uno de esos sitios donde quiere ser escuchada algún día.
Entramos en clase y todo iba bien hasta que antes de que entrara el profesor entró Sol. Habíamos estado muy bien sin ella y ahora volvía y comenzaba la tormenta.
-Buenos días Noa.
No contesté de lo sorprendida que estaba.
Al cambio de clase David se acercó.
-¿Estás bien?- me preguntó mientras me frotaba la espalda.
-Sí, pero tengo que contarles a mis amigos todo lo que te conté para que Sol no tenga armas a su disposición con las que atacarme.
-Son tus amigos, no te preocupes lo entenderán.
-...
Volvimos a clase y no atendí nada porque estaba pensando la manera de contárselo a mis amigos. Pensé que lo mejor era contárselo por separado, aunque tuviera que repetir la historia y lo que conllevaba. Es más fácil, una mirada a la vez y así nadie se sentiría presionado de pensar de una forma. Cada uno me daría la opinión que quisiese.
A la salida de clases me despedí de David y me fui con Sebas.
-¿Qué te parece si hoy te acompaño yo a tu casa o a la de Lucas?- le pregunté.
-Vale, vamos a la de Lucas. Que hemos quedado luego. Pasa algo...
-Sí. Tengo un pequeño secreto que solo he contado a David y que por alguna extraña razón Sol se ha enterado. Y creo que lo quiere utilizar para hacerme daño. He pensado contároslo a todos para que ya no sea secreto.
-Se lo habrá dicho David a Sol...
-Sol lo sabía antes que David.
-Pues sí que es raro.
Le conté todo como lo había hecho con David y no me sorprendió su respuesta. Es un buen amigo.
-Se lo puedes contar a Lucas, no me importa. Vais a ser felices juntos.
-Gracias.
Nos dimos un abrazo y nos despedimos.
Volví a casa sola mientras pensaba en la siguiente persona. Ada se iba pronto por lo que pensé en ella y la llamé por teléfono. Tirada en la cama de mi habitación hablamos como durante dos horas:
-¿Cuándo te vas?
-En cinco días y me quedó una semana entera. Además del congreso visitaremos otros sitios.
-Te lo vas a pasar bien.
-Con lo que yo soy, seguro.
Las dos nos reímos.
-Te tengo que contar algo importante para que Sol nos deje en paz.
-Cuenta...
Le conté todo. Otra vez. Y su respuesta también fue abrazarme.
Creo que voy a recibir muchos abrazos.
Por hoy son suficientes.
Unos días después tuvimos una doble cita: Logan, Jess, David y yo.
Acordamos ir a una cafetería los cuatro a pasar el rato. Cuando llegué no había nadie por lo que me senté sola en una mesa de fuera. El camarero se acercó y le dije que esperaría a que vinieran mis amigos. Estar sola me dio la oportunidad de pensar. Se lo estaba contando a todos mis amigos y eso hará que no se lleven una sorpresa cuando a Sol se le ocurra decir algo, pero no me garantiza que me vaya a dejar en paz.
Noté una mano en mi hombro y cuando me giré unos labios en los míos que me eran familiares. Habían llegado David y Logan. Eran muy amigos.
Se sentaron, David a mi lado, que me cogió la mano y no me la soltó. Al poco rato llegó Jess disculpándose por llegar tarde. Pasamos un buen rato hablando de muchas cosas y riéndonos cada rato. Realmente me sentía feliz en estos momentos.
Después decidimos ir a dar un paseo por el parque. Logan y David se quedaron un poco rezagados mientras hablaban de deporte y aproveché la oportunidad para contárselo todo a Jess. Como esperaba, se puso triste. Jess es muy sensible para estas cosas y llora cada vez que ve una película romántica. Me abrazó y cuando los chicos nos vineron gritaron:
-¡Nosotros también queremos!
Las dos reímos y nos abrazamos los cuatro.
David me acompañó hasta casa:
-¿Todo bien?
-Sí...
-¿Pero?
-Está siendo muy fácil contarles esto a mis amigos... y no me asegura que Sol me vaya a dejar en paz.
-Claro que es fácil. Son tus amigos. Te apoyaran siempre. Y a Sol hay que ignorarla.
Le abrace delante de la puerta de casa:
-Gracias.
Me besó en la cabeza:
-Luego hablamos.
Entré a casa y me encontré a mis padres de frente, casi me choco con ellos. Mamá parecía feliz, pero papá parecía que iba a explotar.
-¿Quién es ese chico?- me gritó mi padre.
Mamá se acercó, cerró la puerta y me rodeó los hombros con sus brazos.
-Lo que quiere decir tu padre es... ¿tienes novio? ¿Desde cuándo? ¿Cómo se llama? ¿Cómo os conocisteis? ¿Estudia? ¿Se porta bien contigo? ¿Os va bien? Parece majo.
Creo que mi madre notó que me estaba agobiando y me llevó al salón sin soltarme. Me sentó en el sofá y ellos se sentaron en frente:
-Cuéntanos.
-Sí, es mi novio. Desde las navidades. Se llama David. En la universidad. Sí, estudia. Sí...
Esperé a que mi padre dijera algo, pero solo me miraba fijamente. Hubo un silencio que me pareció eterno y por fin habló:
-Quiero conocerle.
Se levantó y se fue. Mi madre hizo lo mismo pero regalándome una caricia antes de irse. Estaba claro que a mi madre le hacía ilusión, mientras que a mi padre no.
Unos días después ayudé a Ada a preparar su exposición. Bueno quien dice preparar dice barrer, porque es lo único que hice. Ya había colgado algunos cuadros y me parecían bonitos. No puedo utilizar otro adjetivo, porque no entiendo de arte, pero eran bonitos.
Estaba hipnotizada mirando uno cuando Sia me asustó:
-¿Te gusta?- di un pequeño salto.
-Sí, es bonito.
-Lo ha hecho Gabi. Se le da muy bien la pintura realista.
Nos quedamos las dos mirando fijamente el cuadro. Era un poco sombrío. Se veía a una mujer sentada en un bordillo, descalza, con un montón de capas de ropa y con una tela por la cabeza por lo que solo se veían los ojos. Miraba abajo, porque allí estaba su bebé. Que estaba tapado y solo se le veía los pies descalzos y una manita que asomaba entre tanta tela. El fondo era totalmente negro y el suelo cada vez que se alejaba de los pies de la mujer era cada vez más oscuro. Bonito.
Le conté a toda a Sia mientras mirábamos otros cuadros. Sin duda Sia era la más dura de todos, pero también la más madura. No dijo nada, no me abrazó. Simplemente seguimos adelante. Paramos a comer un bocadillo y conocí a Gabi. Era muy guapo.
Era de la misma estatura que Sia. Tenía el pelo corto y negro al igual que su barba de tres días. Lo que más llamaba la atención sin duda eran sus ojos verdes.
Todos sus amigos eran muy majos y yo seguí limpiando por el resto de la tarde.
El lunes era el último día antes de que Ada se fuese y después de eso, en tres días, será la exposición de Sia.
Me fui a la cama el domingo preguntándome cómo le diría a David lo de que mis padres le quieren conocer. No sé cómo se lo va a tomar y si él querría conocerlos. David es perfecto, pero nuestras familias son complicadas.
El lunes por la mañana desayuné en casa de Lucas con él y con Sebas. Me contaron cómo iba eso de buscar una casa para los dos:
-No es fácil. Buscamos una casa para dos, que tenga dos habitaciones, una grande y otra más pequeña. Que tenga una cocina mediana y una sala de estar más bien grande. EL problema sin duda es que todos los que hemos visto solo tienen un baño minúsculo y queremos dos.
-¿Cómo se lo ha tomado vuestras familias?- les pregunté.
-Mis padres se piensan que será pasajero y que volveré a casa quejándome. Dejándome creen que me van a dar una lección...- me explicó Lucas.
-Yo no se lo he dicho a mi madre. No creo que le importe...-dijo Sebas con tristeza. Sebas y yo nos quedamos mirándole en silencio.- No pasa nada. Ella se lo pierde.
Con la mentira que se contó Sebas a sí mismo terminó la conversación y nos fuimos a clase. La mañana fue tranquila y nada especial pasó, hasta que llegó la salida. Acababa de terminar la última clase y los cuatro me estaban esperando para irnos juntos a comer y despedirnos de Ada antes de que se fuese. Salía de clase hablando con David cuando Sol nos interrumpió.
-Hola Noa- dijo Sol ignorando a David- ¿sigues teniendo amigos?
Estaba siendo irónica y eso me molestaba mucho.
-Sí. – dijo Jess mientras daba un paso hacia donde estábamos los tres.
-Porque los amigos se apoyan...-dijo Sia mientras se ponía al lado de Jess.
-... en las buenas y en las malas.- dijo Sebas poniéndose a la izquierda de Sia.
- Claro, tú no lo puedes saber porque no tienes uno.- sentenció Ada.
Sol se puso muy triste mientras comenzó a alejarse de nosotros y terminó corriendo. Estoy segura que escondía lágrimas en su huida. Me quedé mirando a mis cuatro amigos en línea todos con caras serias. Miré a David que no se podía mover después de lo que había pasado. Le besé en la mejilla:
-Nos vemos luego- me miró y le sonreí.
Asintió con la cabeza y se fue a un paso muy tranquilo. Estaba tan sorprendido como yo. Miré a mis amigos:
-¿Lo habéis ensayado?
Se echaron a reír y rompieron filas.
Nos fuimos a comer los cinco juntos a un restaurante no muy caro. Comimos bien mientras hablábamos de todo en general. Ada estaba muy contenta por el viaje. Le hacía mucha ilusión estas cosas. Después de comer nos despedimos todos de Ada que cogía el vuelo en unas horas, tenía que despedirse de su familia antes de irse y esos sí que iban a ser pesados. Nos despedimos y nos fuimos los cuatro andando en dirección contraria por donde se iba Ada.
Acompañamos a Jess a su casa y por el camino hablamos de Ada. Después nos despedimos de Sia. Sebas y yo nos quedamos solos y fuimos a buscar a Lucas, que había una casa que les podía gustar. Me despedí de los dos y me fui a casa de David. Su abuela fue la que me abrió la puerta. Me puse muy nerviosa al verla, no me lo esperaba, pero era muy maja y enseguida me sentí cómoda. Cené con los tres, Olatz se unió. Las ventajas de ser vecinos. Me sentía muy cómoda con todos.
Al terminar David no me quiso dejar ir sola a casa de noche por lo que me acompañó. Le eché valor y se lo pregunté:
-¿Te gustaría conocer a mis padres?
Me miró un poco extrañado por lo que me expliqué:
-Nos escucharon el otro día cuando nos despedimos delante de mi casa y me han dicho que te quieren conocer.
-Vale.- levantó los hombros mientras aceptaba.- Tú le has encantado a mi familia.
-Gracias.
Llegó el día de la exposición y Sia estaba realmente nerviosa. Llegamos unos diez minutos tarde y nos perdimos el pequeño discurso de Sia, todo por culpa de Sebas. Nos disculpamos con Sia, pero no la importó porque así estaba menos nerviosa.
-Nos tendrás que hacer el discurso en privado.-dijo Sebas.
-Lo haré.
Estuvimos tres horas mirando toda la exposición, a mí ya me sonaba todo. Mientras que Seba y Jess se miraban todo como pequeños niños curiosos. La exposición estuvo muy bien y fueron alrededor de 100 personas, que para el lugar eran muchas personas. Al irse todos nos quedamos los cuatro y los amigos de Sia. Nos sentamos en el suelo de la sala más grande mientras Sia se ponía delante de nosotros de pie.
-Gracias a todos los presentes por venir a nuestra primera exposición. Especialmente a mis amigos que han llegado tarde y se han perdido mi querido discurso. Fin.
Nos quedábamos mirándola mientras sus amigos se reían.
-Si queríais haber escuchado mi precioso discurso haber llegado antes.
Se echó a reír mientras se sentaba a nuestro lado.
-Ha estado bien. Todo bien.
Pasamos un rato más en el suelo hasta que se hizo de noche.
A la mañana siguiente David me esperaba en la puerta de casa. Me contó camino a casa que ayer vino a hablar con mis padres mientras yo estaba en la exposición de Sia. Habían pasado toda la tarde hablando y que aunque al principio fue muy raro todo terminó bien. Le pregunté los detalles, pero no me decía nada.
Parecía que todo iba bien.
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