Era viernes por la mañana y me costaba más que nunca mover el culo de la cama. Mi despertador ya había sonado y lo había apagado, mi madre me gritó varias veces y la ignoré. No tenía ganas. Me quedé tumbada en la cama boca arriba mirando el techo blanco sin mirarlo pensando en porqué hoy no quiero levantarme de la cama. Se escuchó unos golpes en la puerta... era mi madre.
-Cariño, me voy al instituto- se quedó callada un momento mirándome y luego dijo- ¿Te encuentras enferma?
No.
Me levanté de la cama y la miré.
-Me visto ahora mismo y desayuno por el camino.
Se acercó y me besó la frente:
-Te quiero cariño.
-Yo también mamá.
Se fue cerrando la puerta con delicadeza. Como siempre...
Me levanté corriendo de la cama, me di una ducha rápida y me vestí. Iba pillada de tiempo, pero esperaba conseguirlo. Cogí algo de la cocina y puse rumbo a la universidad. Hacía un tiempo que Sebas no se pasaba por casa, estaba ocupado con la mudanza. Por fin se iban a vivir juntos después de buscar piso por un tiempo. Estaban realmente ilusionados.
Llegué cinco minutos tarde a clase por lo que tuve que pasar la vergüenza de llamar a la puerta y pasar. El profesor ni me miró y siguió la clase sin interrumpirla en absoluto.
Las clases.... Un aburrimiento... No sé qué me pasaba hoy, pero lo único que tengo ganas de hacer es ir a la cama.
A la salida estuvimos todos juntos, es decir, Sebas, Lucas, Jess, Logan, Ada, Sia, David y yo. Me quedé mirándolos pensando cómo había llegado a tener tantos amigos y un novio.
-¿Estás bien Noa?- me pregunta David mientras me frota la espalda firmemente con su mano.
-Sí, solo tengo el día tonto. Le besé en la mejilla, lo que le relajo.
Hoy por la noche iba a haber en la nueva casa de Sebas y Lucas para inaugurarla. Además de todos también estarían Olatz y Gabi, el amigo de Sia.
La tarde la pasé en el sofá de casa mirando la tele apagada. Llegó un momento en que no entendía porque estaba tan deprimida por lo que decidí que ya era hora de superarlo. Llamé a las chicas que se presentaron en casa al poco tiempo. Íbamos a prepararnos juntas para la fiesta de esta noche en casa de Sebas y Lucas.
Jess se encargó de maquillarnos, Sia de vestirnos, Ada de peinarnos y yo intentaba que mi cuarto siguiese un poco ordenado mientras elegí los zapatos de todas. Me lo estaba pasando muy bien. Me encanta pasar tiempo con ellas y reírnos juntas de estupideces.
Cuando terminamos mi padre nos llevó a casa de los dos tortolitos. Sí, mi padre. A todas nos sorprendió, pero se ofreció él. Me despedí de mi padre con un beso en la mejilla y entramos a la casa de Sebas y Lucas.
La fiesta ya había empezado y no había mucha gente. Faltábamos nosotras por venir.
-¡Ya era hora!- nos grita Sebas desde la cocina.
-Llegamos justo a tiempo...- dice Jess mientras no podía aguantarse la risa. Llegábamos una hora tarde.
-Serás mentirosa...
Los dos reían mientras se abrazaban.
La fiesta era de los más tranquila éramos pocos y la música estaba a un volumen muy bajo y que simplemente se percibía como una música de ambiente. Todos estábamos repartidos en pequeños grupos por toda la casa.
Estábamos hablando Ada, Sebas y yo sentados en las sillas de la cocina:
-Pues mañana empieza mi trabajo como niñera que durará diez días.
-¿Y eso?
-Viene un grupo de estudiantes de Gabón a pasar unos días aquí y me dijeron que les faltaba una casa para que uno de ellos durmiese y...
-La buena de Ada ayuda a los necesitados....
-¡Cállate!- le dijo mientras le tiraba una almohada a la cabeza.
-Sí sabes que me encanta que seas así...- Sebas se tiró encima de Ada.
-Ya... Ya...
Ada se levantó y se fue a la sala de estar donde estaban Logan y Gabi.
-Me han dicho que os han traído vuestro padre en coche...- me menciona Sebas.
-Lo más raro es que él se ofreció voluntario.
-Sé que no le caemos muy bien y que no le gusta que estemos en tu casa, pero lo dices como si hubiera algo más.
Odio cuando alguien me conoce tan bien que no puedo fingir.
Allá voy:
-No se lo he contado a nadie, en especial a ti, porque no sé cómo te lo vas a tomar y además es mi padre y no quiero que pienses que es mala persona, pero... Mi padre es homófobo.
Esperaba que dijera algo o que por lo menos su cara demostrase algún tipo de emoción, pero no era así. No dijo nada, ni pestañeó.
Seguí:
-Lo descubrí un día que cenamos los dos solos... No te voy a decir lo que me dijo, pero... no fue agradable... Discutimos y estuvimos raros un tiempo uno con el otro.... Creo que no se lo ha contado a nadie... Ni siquiera a mi madre y yo tampoco. Entiéndele se crio con esa mentalidad y no va a ser fácil que cambie de opinión. Ahora nos llevamos más o menos bien.
No dijo nada...
-Dime algo... Aunque se a insultar a alguien... Lo que sea.
No me esperaba lo que venía...
-Lo entiendo.
Hubo un momento de silencio mientras digería lo que acababa de decir...
-Pero no lo comparto.
Al ver que ahora lo que no decía nada era yo siguió hablando.
-No te preocupes. Sé que tú no piensas así y tu madre tampoco. Suena triste, pero me he encontrado con más dente así en la vida y lo he superado, incluso de gente muy cercana. Admití mi orientación sexual ante mis padres cuando tenía solo diez años.- Me pareció muy pronto, pero cuando se sabe, se sabe.- Mi madre me dijo que ya lo sabía.- Cosas de madre- Mientras mi padre no dijo nada al respecto porque ya no existía para mí...
Sebas se calló y entonces me di cuenta de que los cinco estábamos juntos en la cocina. Sia le puso la mano en el hombro a Sebas.
-Mi padre abandonó a mi madre cuando le dijo que estaba embarazada... Se fue sin avisar y no volvió. Mi madre decidió tenerme y luchar por sacar nuestras vidas a delante. No fue nada fácil y mi madre pasaba más tiempo trabajando que conmigo. No me atendía demasiado. Y con el tiempo empezó a olvidarme. Me llama de vez en cuando... cuando necesita algo... o se aburre... Es mi madre... no la elegí.
-Tranquilo nos tienes a nosotras...- le dije mientras le acariciaba la rodilla.
-Valéis más...
Todas nos levantamos y le abrazamos.
Nada es fácil.
La fiesta fue todo un éxito y los cinco y Sebas nos quedamos a dormir en el salón... Al poco rato de dormirnos Lucas se fue a su cama, no aguantaba ese sofá atestado de gente.
Y al final dormimos los cinco en un sofá. Juntos.
A la mañana siguiente nos levantamos todos con dolor en el cuerpo, incluso Lucas, que al final no durmió muy bien.
Desayunamos los seis juntos comida nada sana.
-Si nos vieses mi madre...- dije.
-Le da algo.- terminó la frase Sebas.
Estuvimos hablando de todo un poco.
Empezamos hablando de la nueva casa. Era muy bonita. Estaba en un tercer piso con ascensor. Tenían todo lo que querían y más. Nada más entrar estaba el salón de estar donde estaba la tele, un sofá muy grande y el sillón. El suelo estaba cubierto de una alfombra blanca, aunque sea difícil de creer no tenía ni una sola mancha. Las paredes eran rojas y los muebles negros. La puerta, también blanca, te llevaba a un largo pasillo en el que había cinco puertas. La primera a la derecha era el baño de los invitados. Toda ella decorada en azul cielo. Tenía el retrete, una ducha, el lavabo y un armario bastante grande. La primera puerta a la izquierda era la habitación de los invitados decorada en naranja y marrón. El suelo era parqué de un marrón muy oscuro, mientras las paredes eran naranjas. Tenía una gran cama en el centro del mismo color que el suelo y con las sábanas de otro tono de naranja diferente al de las paredes. Los muebles, es decir, las mesillas, el armario y la cómodo, eran del mismo tono que la cama. Tenía una gran ventana delante de la cama por lo que cuando te despiertas ves las preciosas vistas de la ciudad. La segunda puerta a la izquierda era la habitación de Sebas y Lucas, y no nos dejaron verlo. Sin explicaciones pasaron a la siguiente puerta. La segunda puerta a la derecha era la cocina. En comparación con el resto de la casa la cocina era pequeña. Era toda blanca, desde las paredes y el suelo hasta los muebles. Tenía todo lo necesario para cocinar y una isla rodeada la mitad de ella por cuatro sillas. La última puerta era una habitación que utilizaban para estudiar, tenían sus dos escritorios y poco más. Las paredes eran verdes, un verde claro que hace que la habitación sea tranquila y serena.
Luego pasamos a hablar de la exposición de Sia. Ya sabíamos que había ido bien, pero nos contó que fue mejor que bien. Le habían llamado unas cuantas personas interesadas por las obras y las querían comprar. Entre ellas una de Sia. Habían hecho contactos para hacer más exposiciones y además habían conseguido algo de dinero para poder hacerlo. Sia estaba realmente contenta y nosotros también por ella.
Después Jess nos contó que Logan iba a conocer a sus padres. Estaba nerviosa porque no quería que se llevasen mal, pero como Logan no paraba de pedírselo accedió. Y por suerte todo fue bien. A los padres de Jess les cayó bien y a Logan también le cayó bien los padres de Jess. Ahora el problema era que a Jess no le caía bien la madre de Logan. No olvida lo mal que la trato cuando fue a conocerlos. En cambio su padre era majo como su hijo.
Ada nos contó sobre su nueva amiga de Gabón, que al final era una chica. Nos contó que se llamaba Lamia y que se iba a quedar diez días. Que esta tarde la tenía que ir a buscar al aeropuerto. No tenía muchas ganas, pero lo tenía que hacer y su madre estaba ilusionada con tener a alguien nuevo en casa.
Yo les conté que David ya había conocido a mis padres y que no me había dado muchos detalles, simplemente que todo estaba bien.
Después de hablar un rato más sobre la universidad nos separamos, nos esperaba otro fin de semana en el que los cinco estábamos separados.
No fue un fin de semana especial porque ocurriesen grandes cosas, pero en los pequeños detalles está la felicidad y nuestros protagonistas lo saborearon.
Lucas y Sebas se pasaron gran parte del fin de semana organizando su nuevo hogar. Dando esos pequeños detalles que convierten tu casa en un hogar. Y el resto del tiempo lo pasaban juntos, la mayoría del tiempo sentados en el sofá juntos con la televisión apagada escuchando cómo el otro habla y cuenta algo que posiblemente no sea muy importante, pero que escuchan con gran atención porque les encanta escuchar la voz del otro. Al final del domingo la casa ya era un hogar y podían descansar en ella para el resto de su vida.
Sia no se cansa de descubrir nuevas formas de arte y la última que se une a su larga lista es la fotografía. Quedó con Gabi y los dos juntos se sentaron en un banco del parque y captaron instantes de la vida de los extraños que pasaban por allí. Hubo instantes en las que no sacaron fotografías simplemente se quedaban mirando a los extraños pensando que les ha llevado a pasar poa ahí un día como ese. No hablaban simplemente disfrutaban de la compañía del otro sin palabras que lo estropeasen. El domingo Sia lo pasó sola, ignorando el móvil que sonaba en busca de comprensión, pero Sia no estaba por la labor.
Ada conoció a Lamia el sábado por la tarde. Estuvo esperando en el aeropuerto tres horas ya que el vuelo venía con retraso. Durante esas horas interminables Ada pensaba en sí entendería su idioma, si se caerían bien, si le gustaría el lugar,... Muchas cosas que al final olvidó cuando la vio. La piel de lamia era oscura y la hacía atractiva, sus ojos eran grandes y negros, algo cansados posiblemente por el vuelo, pero brillaban posiblemente por la nueva aventura que le aguardaba. Su pelo era realmente largo y en pequeñas trenzas que le caían por la espalda. Venía muy abrigada para el tiempo que hacía, pero parecía que no le importaba. Cuando Ada la vio se acercó a ella, pero no sabía que decirla por lo que simplemente alargo la mano para que ella la estrechara. Ella sonrió y luego le estrechó la mano. Las dos manos estaban igual de frías y al contacto se sentía una agradable sensación. Se fueron a casa andando. Juntas.
Jess y Logan por fin pasaron un fin de semana juntos, sin preocupaciones. Pasaron los dos días paseando por senderos sin señalar por la ladera de una montaña, comieron juntos en un picnic improvisado y hablaron durante horas de todo lo que les inquietaba en la vida. Sin padres, ni suegros que se olvidan de que lo importante es que los niños sean felices sin importar de donde vengan.
David pasó el sábado en casa de los padres de Noa. Todo fue bien. Parece que la charla que mantuvo David con los padres de Noa fue efectiva y todo estaba en orden. La única paranoica en todo esto fue Noa que tardo más tiempo en relajarse y disfrutar del momento.
Un fin de semana de pequeños pasos, pero importantes en el largo camino que es la vida.
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